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El Fin de la Era de las Aplicaciones de Citas: ¿El Amor Digital Perdió su Encanto?

“Tinder me up, baby,” con la promesa de encuentros rápidos y apasionados. Hoy, las plataformas de citas se han vuelto casi tan comunes como la frase “Hola, desaparecido”. Lo que antes parecía ser la solución para los solitarios modernos se convirtió en un circuito de perfiles curados y conversaciones, en su mayoría, sin alma. Entonces, ¿está la magia del amor digital en declive?

Volvamos un poco en el tiempo. Cuando las aplicaciones de citas comenzaron a despegar, lejos de las salas de chat de UOL, en 2012, cuando surgió Tinder, la promesa era simple: conectar personas. Nadie hablaba de algoritmos ni gamificación. Se trataba de una pantalla con rostros y un único objetivo: encontrar a esa persona especial, o al menos una compañía para el fin de semana. El concepto parecía revolucionario y romántico — un toque, un swipe, y el destino estaba marcado.

Cuando las aplicaciones de citas empezaron a crecer en el mercado, también surgió un nuevo tipo de relación: una que depende de nuestra capacidad para vender la mejor versión de nosotros mismos en un espacio limitado, con una foto y una descripción de pocos caracteres.

Pero, mientras muchos todavía encuentran éxito e incluso amor a través de estas plataformas, otros han comenzado a cuestionar la eficacia y autenticidad de las interacciones virtuales. En los últimos años, las apps de citas fueron vistas como la revolución del ligue. Tinder, Bumble, Grindr y otros llegaron con promesas de encuentros rápidos y amor a la primera deslizada.

Según una encuesta de 2023 de la empresa de inteligencia de mercado Savanta, 9 de cada 10 jóvenes de la Generación Z se están alejando de las apps de citas. ¿Qué comenzó como una búsqueda de conexiones rápidas se transformó en una serie de decepciones, frustraciones y, bueno… burnout del ligue. ¿La razón? Simple: frustración, inseguridad y, claro, la superficialidad de los perfiles disponibles. 

 
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Fonte: MashUP

¿Qué está pasando?

¿Es una cuestión de saturación? ¿Falta de química real? ¿O tal vez una nueva ola de desapego de las relaciones digitales?

Lo que podría explicar esta transición del “burnout” digital al reencuentro con la vida real es un cambio en el comportamiento de las generaciones más jóvenes. En lugar de seguir deslizando pantallas, muchos están optando por encuentros más orgánicos, más “offline”. Al fin y al cabo, hay algo profundamente vacío en deslizar hacia la derecha si eso no se sigue con una conversación verdadera, una conexión genuina. Estas apps, creadas para facilitar el encuentro entre personas, terminan convirtiéndose en un ciclo sin fin de conversaciones que no evolucionan, con expectativas que rara vez se cumplen. Los usuarios ahora ven las apps de citas más como una tarea administrativa que como una experiencia social.

“Creo que muchas personas lo ven como un juego, interactúan de formas que nunca harían en la vida real, porque están detrás de una pantalla y no tienen que lidiar con las consecuencias de un mal comportamiento.”

— Natasha McKeever, profesora de ética aplicada en la Universidad de Leeds y codirectora del Centro de Amor, Sexo y Relaciones (CLSR), The Guardian

Además, el fenómeno del “ghosting” se ha convertido en un punto de frustración en muchas de estas plataformas. La facilidad para desaparecer sin dar explicaciones, que puede ser liberadora para quien lo hace, ha causado daños emocionales significativos a quienes lo sufren. Esto contribuye a la sensación de desconexión y a la idea de que las relaciones no son tan genuinas como antes.

Aunque las apps de citas tradicionales están enfrentando dificultades, esto no significa el fin del coqueteo digital, sino un cambio en la manera en que las personas se conectan. Aplicaciones dirigidas a nichos específicos, como Grindr, o plataformas más enfocadas en la comunidad LGBTQ+, mantienen números estables o incluso crecen. La personalización y la inclusión parecen ser ahora las nuevas guías de las relaciones en línea.

A pesar de los altibajos, el amor digital todavía tiene su lugar en el juego. Cuando la química es real, ese swipe hacia la derecha puede, sí, terminar en algo más serio. No importa si es vía Tinder o una plataforma más nichada. Así que, si todavía crees que es posible encontrar algo bueno por ahí, no estás solo(a). El coqueteo digital, tal vez, no está muerto, solo está evolucionando.

 

 

 

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