Claxton nació el 12 de octubre de 1927 en Pasadena, California, uno de los epicentros del jazz en la costa oeste de Estados Unidos. Comenzó a fotografiar desde joven, pero fue en la década de 1950 que su carrera despegó, retratando a músicos de jazz en sus momentos más íntimos: ensayos, bastidores, habitaciones de hotel.
Con una mirada minimalista y sofisticada, Claxton se destacó por sus retratos en blanco y negro, que capturan el alma de los músicos como si la imagen respirara música. Su obra es reconocida en todo el mundo por inmortalizar a nombres como Chet Baker, Miles Davis, Billie Holiday, Steve McQueen, entre muchos otros.
Claxton no solo fotografiaba: creaba atmósferas. Sus imágenes tienen ritmo, silencio e improvisación. Son poesía visual. Un estilo directo y elegante que aportó frescura a la fotografía de jazz y definió una estética que aún hoy inspira a artistas, diseñadores y fotógrafos en todo el mundo.
Sus retratos fueron publicados en libros, portadas de discos y revistas como Life, Vogue y Vanity Fair. Hoy sus fotos forman parte de museos, colecciones privadas y moodboards digitales. Del vinilo al feed. Publicó libros como Jazzlife (1960), uno de los registros visuales más importantes del jazz en EE.UU., fruto de un viaje por carretera junto al escritor Joachim Berendt.
William Claxton falleció el 11 de octubre de 2008, un día antes de cumplir 81 años. Murió en Los Ángeles, rodeado de imágenes que él mismo convirtió en historia viva. Hoy sus retratos se estudian en escuelas de fotografía, son codiciados por coleccionistas y circulan por redes sociales y galerías de todo el mundo. Más que archivos, son testigos visuales de la música y la libertad creativa.
Consejo MashUp: pon un disco de jazz y mira las fotos con el sonido activado.